Por un lado, su percepción de las cosas era completamente distinta, ya que podía captar con total claridad y detalle cualquier olor y almacenarlo en su memoria (esto último se convierte en su obsesión durante su niñez y posterior madurez, viéndose a menudo lastrada por su falta de conocimiento de palabras o tecnicismos mas específicos que le ayudaran a recordar cuanto percibía por el sentido del olfato, de manera mas técnica por así decirlo).
Ejemplo: La escena tumbado a orillas de un río en el orfanato, donde el hecho de no poder asociar algunas fragancias con su correspondiente definición le frustra.
Una vez deja atrás París y se dirige a la ciudad de Grasse (mencionada durante toda la obra como la meca de los perfumistas) es movido también por el deseo irrefrenable de aprender nuevas técnicas (concretamente una manera de preservar la fragancia de las cosas o las personas) ya que el estilo que pretendía conseguir debía compararse con la propia perfección. De hecho, su trabajo es como ayudante en una fabrica en la que trabajaban con pétalos de flores para la elaboración de perfumes, donde el protagonista terminará su formación de manera autodidacta, ademas de utilizar el lugar para sus múltiples experimentos que le conducirían a la elaboración de sus perfumes.
La necesidad de obtener el máximo conocimiento y controlar su don tiene una única finalidad establecida en la tesis principal, su obsesión por ser recordado a lo largo de la historia por la perfección alcanzada en sus creaciones como perfumista.
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